Artistas escobarenses

Florencia Lavini: una narrativa espirituosa

Su novela El monstruo porteño está caracterizada por el desarrollo psicológico de sus personajes. Nadie está allí para pasar desapercibido. Todos desean la fama, la gloria o el dinero. Los lujos, el poder, la necesidad de trascender, la competencia, la traición, la falta de valores aparece retratada en sus personajes urbanos.

La historia comienza cuando una joven escritora llamada Martina busca editar su primera novela. En su recorrido por editoriales, la maltratan y bastardean. Sin embargo, logra sobreponerse al esnobismo porteño cuando ingresa colada a un recital de poesía, en un verdadero tugurio para la reducida elite de escritores. Para el editor, hallarla en dicho lugar la legitima como escritora y se muestra dispuesto a conversar. Martina le devuelve la gentileza, el maltrato anterior y quedan a mano.

Es un relato desangelado, porque la turbia realidad de la vida suburbana, las drogas, la avaricia, el dinero fácil invade la historia por todos los flancos.

Entonces, aparece la jerga, el lenguaje de la calle, y la acción se va complejizando. Los personajes se muestran en todo su deterioro relacional y aparecen los monstruos.

Se trata de un thriller, una novela con mucha acción y un final que se va enredando y que, aunque parece que todo va mal, termina peor.

Cuando empieza la novela, con una joven escritora que desea publicar, suponemos que estamos leyendo una historia de aprendizaje, donde la protagonista se desenvuelve ante las dificultades, crece y se transforma en una genial escritora de best-sellers. Todo esto no ocurre, rápidamente se desarman dichas expectativas y nos encontramos ante una realidad cruda, egoísta e indiferente ante las injusticias: una perspectiva desangelada.

El final del texto es categórico pero permite, si tal fuera el caso, una segunda parte. Algunos personajes no mueren y quedan deudas con la justicia.

Una mención especial merece la tapa del libro, un collage de dos grafitis callejeros que forman una cara percibida, en muchos casos, como de mujer. Los dos rostros, en sus dibujos originales, representan a Donald Trump y a Kim Jong-un, en una unión como el yin y el yan.

Esa mezcla de dos caras es una especie de Jekyll moderno. Esa dualidad la podemos reformular en los propios personajes y sus contradicciones y, forzando un poco la relación, podríamos decir que Martina es el otro yo de Florencia. Un tópico para analizar en esta novela de escritura fluida, atrapante y cruel como la vida misma.

Florencia Lavini publicó Trece relatos inverosímiles y El monstruo porteño.

txt: Cristián Trouvé 

 

Show More

Noticias relacionadas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Close