Artistas escobarenses
Hernán Castañeira: las alas de Ícaro
Hernán Castañeira publicó, inaugurado el nuevo siglo, un libro de poemas ilustrados titulado “Laberintos”. Allí condensó una selección de apuntes y letras que guardaba desde los 16 años hasta la mayoría de edad. Atravesado por la música y las artes plásticas, sus letras expresan lo onírico, los sentimientos, el amor, la crítica a la realidad social y la existencia.
El titulo refiere a un tópico borgeano, y algunas de sus poemas han sido musicalizados, por eso respetan la estructura de la canción, con la repetición de los versos destinados al coro.
De allí que el poema “Perdidos” forme parte del tema denominado “Tiempo” tocado por una banda liderada por este autor, mayormente conocido por su obra pictórica, y como vocalista de varias bandas dentro de género punk.
Perdidos (Fragmento)
No hay nada que hacer
Ya no hay tiempo que perder.
La vida es así, el tiempo corre
Y nos deja atrás.
Todas las rutas
Se pierden en el horizonte
Todas las puertas
Me llevan al mismo lugar.
Aquí se observa la crítica social, la rebeldía ante “el deber ser” de un sistema capitalista que nos transforma en consumidores, clientes o usuarios mientras nos deshumaniza y enajena la subjetividad.
En otro poema, del mismo libro, dice:
Soñé (Fragmento)
Soñé un lugar, una noche azul
Y esa mujer
Soñé un lugar, noche azul
Bailaba en el fuego.
Soñé… tambores africanos
Soñé vudú, macumbas para un Dios inmortal
Soñé tambor americano
Una cruz, de sangre nativa.
La playa y el mar
Una noche azul, soñé un ritual.
Durante la década de los 90, la música popular argentina, en su búsqueda de una identidad que la defina se reconoció en la percusión, en los ritmos americanos tan fusionados con la negritud, con ese África profunda traída por la fuerza a nuestra América.
Castañeira ha escrito para diversos medios gráficos distintas columnas de opinión (recuerdo una columna en la extinta La Gata Peluda, donde se explayaba sobre el otro Kirchner, un artista plástico de siglos anteriores.
Su capacidad de adecuación para el discurso artístico lo lleva a poder cantar un tema de The Clash, pintar una escena de la Biblia dentro de una capilla, o escribirle a la luna una noche donde se sienta con especial melancolía.
Dicen que Ícaro, para evadirse de una isla de la que no podía salir, construyó unas alas de cera para salir del laberinto por arriba. Su fatalidad fue la ambición desmedida que, al salir del laberinto volando, lo llevó a intentar dirigirse hacia el Sol.
txt: Cristián Trouvé