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“Día del Periodista” Matilde Herrera; periodista, madre y abuela

Matilde Herrera era mamá de tres hijos que había tenido con Rafael Beláustegui. También fue abuela. Además, se desempeñó como periodista, poeta y militante por los Derechos Humanos. Había nacido en 1931 y falleció en 1990.

Sus hijos fueron militantes estudiantiles y políticos durante la década del ’70. En menos de un año, entre 1976 y 1977, Valeria, José y Martín fueron secuestrados por las Fuerzas Armadas y pasaron a formar parte de los 30000 desaparecidos que dejó el Terrorismo de Estado ejercido durante la última Dictadura Cívico – Militar.

Valeria, de 24 años, estaba embarazada y tenía una hija llamada Tania que fue secuestrada en el operativo. Esta niña luego fue devuelta por la Policía Bonaerense a la familia. Del embarazo no hubo noticias.

Martín, de 19 años, junto a su pareja, esperaban también un hijo. Al secuestrarlos, nunca más se supo de ellos.

José, de 23 años, tenía una larga militancia política. Tenía un hijo. Fue secuestrado junto a su pareja y se los vio por última vez en el Centro Clandestino de Detención Club Atlético. Su historia de vida es la que inspira a Matilde a escribir un libro que se vuelve fundamental en la construcción de una memoria colectiva que recupera las biografías de los desaparecidos.

La obra José se publica en 1987, año en que los planteos militares al presidente elegido democráticamente, Raúl Alfonsín, se incrementan para impedir el juzgamiento de los militares responsables del Terrorismo de Estado.

Cuando había asumido la presidencia, el Dr. Raúl Alfonsín encargó la elaboración de una investigación acerca de los crímenes cometidos durante la Dictadura. La Comisión Nacional para la Desaparición de Personas (CONADEP), publica un año más tarde un Informe, conocido como “Nunca Más”. En este texto se recopilan los crímenes de lesa humanidad perpetrados por diversos agentes al servicio del Terrorismo de Estado. Pero se presenta a los “desaparecidos” como personajes sin historias, sin militancia.

Matilde, con su libro José, discute con esta victimización ahistórica. Pone militancia, vida, pasión y entrega en los “desaparecido”; busca reconstruir sus biografías, al tiempo que discute con los perpetradores del Terrorismo de Estado y quienes pretenden el silencio olvidadizo.

Luego escribe Identidad, Despojo y Restitución otra obra fundamental para reconstruir la historia de “Abuelas de Plaza de Mayo”, organismo de Derechos Humanos que integró hasta sus últimos días, en 1990, cuando muere a causa de una enfermedad.

Hoy, “Abuelas de Plaza de Mayo” se encuentran nominadas al Premio Nobel de la Paz. Han recuperado 127 nietos, desde 1978 hasta 2017. Las obras de Matilde se han vuelto dadoras de vida. Aquellos que quisieron el silencio, el olvido, encontraron en Matilde, como tantas otras Madres y Abuelas, una voz irrefrenable, una memoria que lucha por Verdad y Justicia.

Matilde Herrera encarna el periodismo comprometido con las consignas Verdad y Justicia, con la democracia y la Memoria.

Matilde, hoy es tu día.

 

Fragmentos del libro José

“Buenos Aires, mayo de 1987

Querido José,

El 30 de mayo se cumplen diez años de tu estar desaparecido.

Cuando recibí la tarjeta, fechada tres días antes de tu secuestro, pensé que contenía alguna clave, algún indicio sobre tu futuro. Creíamos que podrías salir del país ‘por un tiempo, pero sólo para seguir’, como decís en tu última carta.

Para seguir vivo, para seguir luchando contra el horror, la injusticia social, la barbarie; supuse que lo ibas a lograr.

No imaginé entonces que no te vería más. Poco a poco, a medida que pasaba el tiempo, me di cuenta de que no había clave, de que tus palabras eran sólo un indicio inconsciente sobre tu futuro, que nos saludaríamos, quizá para siempre ‘por el espejo…

Quedé de este lado. Vos, en ese otro espacio infinito. (…)

Quiero que permanezca tu palabra, la de tus hermanos, y a través de ustedes, la de todos aquellos que fueron secuestrados durante la dictadura militar. Los que están desaparecidos, pero que no han de desaparecer jamás (…)

Querido José. La fiel transcripción de tus textos resucita la voz de un militante popular de los años ’70. Para complementar la historia, traté de trabajar como si estuvieras a mi lado. Lo mismo hicieron quienes brindaron su testimonio. Fueron muchas horas de diálogo; a veces con ráfagas de intenso dolor, siempre emotivas, tratando de bucear en las verdades de cada uno. Éste es el aporte que puedo brindar a esa memoria colectiva tan importante para el crecimiento de nuestra patria.

Me gustaría que me sonrías, que apruebes este trabajo desde el otro lado del espejo, ¿sí?

Los abrazo con todas mis fuerzas. Los quiero muchísimo…”

(pp. 9 – 10)

“…Cada vez que José venía a casa charlábamos mucho. Conocí chicos que se deprimían, se ahogaban, cuestionaban todo a sus familias, no podían hacer nada porque nada les interesaba. Él era feliz. Estaba muy seguro del camino que había elegido. Tenía confianza en el futuro. En aquella época empecé a pensar que era muy importante esa felicidad vital que vibraba en los chicos militantes. Casi todos los que yo conocí eran generosos, solidarios, muy íntegros. En todo. Tanto cuando escuchaban con paciencia una pena, como ayudaban a lavar los platos. No eran perfectos, ni mucho menos. Se equivocaban como cualquier y a veces, su voluntarismo era sofocante. Pero tenían una conciencia social muy profunda.

A veces me desvelaba pensando qué destino les estaría deparado. Si les sucedía algo malo. ¿podría ser compensado por esos años de juventud vividos tan intensamente? (…)

Valeria me dijo una vez algo que no pude borrar nunca.

  • Mamá, vos te cuidás tanto y decís que es para preservarnos a nosotros. Estás equivocada. No te das cuenta de cómo viene la mano. El día que nos detengan, de nada van a servir tus contactos con el periodismo, ni los de papá con jueces y personalidades. Nosotros somos el enemigo, y esa situación será más fuerte que todo lo que ustedes puedan hacer. Ubícate, mamá, si nos llevan, no podrías hacer nada…”

(pp. 181 – 182)

“…Trataría de denunciar nuestro caso que era el de miles y miles de compatriotas. Si no salvaba a mis hijos, a lo mejor podía hacer algo por algún otro hijo. Uno solo que se pudiera rescatar justificaba la lucha…” (p. 399)

“…¿Cuál fue el destino de José; de sus hermanos y de miles y miles más de argentinos que fueron un día trasladados hacia …?” (p. 400)


Herrera, Matilde (1987); José; Buenos Aires; Ed. Contrapunto.

Link a Identidad, despojo y restitución

https://www.abuelas.org.ar/archivos/publicacion/identidad_restitucion.pdf

 

                                                                                                                                            Ignacio D’Asero
(Profesor en Historia. Especialista en Gestión Educativa. Director en Nivel Secundario y como docente en Formación Docente y Formación Continua en Escobar)

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