Enrique y su teoría

Enrique Deppe se desempeñó como periodista en numerosos medios gráficos, empezó en 1955 en el diario La Palabra de la localidad de San Pedro, cuando apenas tenía quince años. Ya en Escobar, en 1964 fue secretario de redacción del periódico La ciudad de Belén, luego en el 65 colaboró con El Actual (el diario de Tilo Wenner). En 1982 junto a Alberto Ranne fundó el quincenario “HOY” donde se desempeñó como director hasta la fecha de su muerte. También fue un ajedrecista reconocido en el Círculo de Ajedrez de Escobar, integró la comisión directiva, fue su presidente y un promotor de la cultura y las letras locales. El C.A.E. lleva su nombre.

Publicó dos libros de poemas y uno de prosa poética. La primera palabra en 1962, Poemas para una ciudad cualquiera en 1965 y Relaciones inverosímiles en 1972. Su viuda, Lidia Giamberardini, atesoró (junto a sus hijas) los escritos de Enrique y en 2015 se publicó un libro póstumo “Tiempo de cenizas”, editado por Ariel Spadaro e ilustrado por Virginia Tripicchio.

Sus textos siempre son poéticos, con muchos recursos estilísticos, metáforas y figuras varias abundan en su forma especial de usar el lenguaje. Su prosa es moderna, algo simbólica. A veces retrata una realidad callejera, en otras abunda sobre los temas del amor o la melancolía.

Dice en el primer párrafo del primer poema de su primer libro, titulado autobiografía:

“Inútil repetición de la triste historia

Es la triste historia mía:

Un placer, un dolor, una risa, una pena,

Un poco de amor y un poco de filosofía.”

Y el poema termina diciendo:

”Inútil repetición de la triste historia

Es la triste historia mía:

El mismo placer, el mismo dolor, y la misma

Barata filosofía.”

De Relaciones inverosímiles, extrajimos este fragmento de texto:

Los zapatos

Se le hundieron los pies hasta las rodillas.

El hombre estaba tan ensimismado que caminaba con ese gesto de quien está por caerse sobre su sombra.

¿Hacia dónde ir, a qué? Se había preguntado pero es muy difícil responder para qué nacemos, qué camino nos lleva adónde.

txt: Cristián Trouvé